domingo, 21 de diciembre de 2014

Veintiseis

Le pedí a estas lágrimas  no llorar y a estos latidos tristes  no sufrir. Mis manos desbastadas por lo cotidiano no pudieron escribir mas  promesas para retenerte. El alquiler de las ilusiones era demasiado caro. Cubiertos por un cielo  duro, quedaron solo mis brazos para envolverte y el silencio no sirvió para entibiar tú pecho, de donde poco a poco me arrancaste sin dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario