A tus gritos nadie los escucha, crees que el mundo esta vacío, o que los corazones endurecieron, o que todas las manos se ensuciaron. Tu sufrimiento rompe el silencio en el alma que te da vida y tiemblan tus ojos cuando es demasiado grande, dibujando día a día un camino de resignación. Ya no esperas, solo sientes dolor.
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