jueves, 24 de julio de 2014
Veintidos
Embarrado de vida, con la piel ensombrecida por el sol, los ojos enceguecidos por el asombro de escuchar tantas mentiras, tenía en sus manos un cumulo de luna temblorosa, y en sus oídos el cálido sonido que nace a nuevas y frágiles palabras diciendole que lo amaban.
Veintiuno
Esa noche en un rincon de mi cuerpo que apenas respiraba, tus palabras de seda buscaron mi alma amedrentada. Míre de reojo tu boca madura, tus labios endulzados por el deseo, apasionados, escuche los zuzurros de flores amarillas que iban y venian para confesarte mis últimos secretos. Dejaste caer tú cuerpo que flotaba entre mis brazos. Mis manos artesanas tallaron gestos en tú alma. Mi pequeña manzana, de piel veteada, he trepado el árbol donde maduras, he roto el tiempo para acortarlo, no me canso del recorrido de tú cuerpo, tan distinto cada mañana, cuando se derrama sobre mi pecho y renace en silencio entre mis tristezas impalpables para volver donde estabas.
jueves, 3 de julio de 2014
Veinte
Mientras me regalabas tus besos prohibidos, un rocio de luna tejia hilos de trigo en tu cabello. Tú piel impecable y tus ojos transparentes querian mis brazos cargados de sueños. Al mirarte, el bullicio de mi alma me aturdio, mis latidos sonaban como truenos silenciosos en equilibrio sobre la desesperación. Espero que desaparezca la finitud del tiempo para que tú cuerpo sea eterno junto al mío.
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