martes, 28 de enero de 2014
Diecinueve
Entiendo que quieras escuchar: "Amo tus alas de mariposa cuando en tus miradas buscas adormecer mis ojos sobre tú cuerpo. Amo las pequeñas mentiras que en tú boca dicen mis verdades. Amo tus latidos cuando te vas y me extrañas un poco más. Amo el paisaje de petalos donde tus labios es lo único que me envuelve en sus locuras. Amo cuando te paras intacta a mi lado y me susurras en el oido que ya es tarde y debemos ir a la cama. Amo cuando tus ojos se hunden en mi alma y tus brazos me acorralan entrecortando mis palabras". Pero no, con el alma ajada y el cuerpo golpeado de tantas mentiras. Con la feria de los domingos donde no me dan ni un tomate a cambio de mi poesia. No me importa llenar el estomago con tus besos y que mi sangre se alimente de tú dulzura. Aunque mi oro, mi trigo y mi miel lo guardas en tú pecho, y tú dignidad no la pierdes porque camino descalzo, no puedo sufrir para que se desborden las palabras tuyas, tengo que guardar mis lágrimas para estar cuando las manos pequeñas se extiendan y me pidan un corazón duro para golpear y golpear la injusticia hasta poder enderezarla. Quiero amarte en libertad.
sábado, 11 de enero de 2014
Dieciocho
Quiero brazos de acero y miel, cuerpo de quebracho y un espíritu legendario. Quiero poder tejer mis palabras con hebras de jazmín y encontrar donde nace tu alma para abrazarla hasta morir. Pero, soy un salario amargo con las manos manchadas de tanto escribir, no se si tengo alma, tengo un cuerpo gastado y no por el tiempo. Es todo lo que tengo y es tuyo, hasta que llegue el momento de dar mi ultimo paso y caer en el vacío donde nací.
domingo, 5 de enero de 2014
Diecisiete
El amor duele. Es fuego sobre el alma. La piel extraña, aún los arapos que nos dejó. No hay lágrimas que limpien los recuerdos del corazón encadenado al pasado. Decidimos bien, entregamos nuestro cuerpo envuelto en la transparencia del alma. Las mentiras nos quieren hacer cómplice de la muerte de un deseo.
Dieciseis
He recogido con las plantas de mis pies tus lagrimas calladas , cerca de tu silencio. Torciste mi alma con tu capricho sin conciencia. Rompiste el pescuezo de mi deseo con la habilidad del verdugo justiciero. Entras y sales de mi pecho como un latido que destroza mis geranios y degüella sus flores sin importarte donde clavas tus palabras. Achatas el cielo y le quitas mis lunas. Pateas el jardín donde están tus pétalos. El eco de tus gritos embarran mi garganta mientras mi boca se humedece en el arroyo de tu cuerpo transparente. Vuelve a los brazos extraños de alcanfor y conserva tu cuerpo solo con las manchas del tiempo.
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