domingo, 5 de enero de 2014

Dieciseis

He recogido con las plantas de mis pies tus lagrimas calladas , cerca de tu silencio. Torciste mi alma con tu capricho sin conciencia. Rompiste el pescuezo de mi deseo con la habilidad del verdugo justiciero. Entras y sales de mi pecho como un latido que destroza mis geranios y degüella sus flores sin importarte donde clavas tus palabras. Achatas el cielo y le quitas mis lunas. Pateas el jardín donde están tus pétalos. El eco de tus gritos embarran mi garganta mientras mi boca se humedece en el arroyo de tu cuerpo transparente. Vuelve a los brazos extraños de alcanfor y conserva tu cuerpo solo con las manchas del tiempo.

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